lunes, 24 de junio de 2019

Cambiando viejas sensaciones...


Es hora de dejar todos los viejos recuerdos a un lado, renovar los sueños y hacer espacio en el armario para nuevas esperanzas.

Momento para volver a ser el centro de tu propio universo, dejar todas las actitudes y sensaciones negativas lejos de tu vida, hacer que el sol brille dentro de ti, ser resplandeciente y fuente de luz.

Ahora que el sol y el calor invaden nuestras vidas, tenemos que recapacitar todo lo negativo y dejarlos marchar, hacer un control/delete de las situaciones que nos afligen, que nos incomodan, que nos causa ansiedad y estrés. Es hora de invitar a que quien no quiera estar a tu lado que se vaya para siempre, que no quede ahí molestando o dándote migajas de atención como si tú no fueras lo más importante y lo mejor del mundo.

Cambiemos el guardarropa por prendas más ligeras y frescas, y de paso también nuestra actitud ante los problemas, seamos positivos, mantengamos la sonrisa mismo que dentro de nosotros el mundo esté en ruinas y cayendo a trozos, nosotros tenemos que conseguir la fortaleza que necesitamos en nuestro interior, la capacidad de revertir la situaciones contraponedoras y decir: Puedo con ello y voy hacer lo posible para conseguir mi felicidad.

Sé lo difícil que es conseguir salir de momentos en bucle, donde vas y vienes del mismo punto una y otra vez. Crees que estás haciendo lo correcto, te disculpas, corriges posibles errores y zas! Vuelta a lo mismo. 
No te disculpes si crees que estás en lo cierto, no pidas permiso ni perdón se tu sabes porque has tomado determinadas decisiones, si no entienden o no quieren entender tus motivos es problema del otro, no tuyo.  

Vamos aprovechar todas las horas de sol que podamos, no os preocupéis si el amor de vuestras vidas no os hace caso, miraos en el espejo. A la persona que ves allí es a la que tienes que amar verdaderamente y tiene que ser vuestra prioridad máxima, solo a ella debemos explicaciones y cuentas de nuestros actos, no tienes que pedir permiso a nadie para hacer algo con lo que sueñas y se tienes la oportunidad de ser feliz con ello, adelante. 
Tú eres el centro del universo y el amor de tu vida. 


Isabel Silva

domingo, 26 de mayo de 2019

¿Se elige a quien amar?


Estabas en lo cierto. 
Me agarre a la última esperanza que tenía, como naufrago en altamar que sabe al cierto que se va a ahogar. 
No quería que volvieras a marchar, no podía aguantar que volvieras a dejarme, no sabía cómo lidiar con mis sentimientos que quedaban huérfanos. 
Contigo todo era un cielo azul, sin nubes. El mar en calmaría, ponías mi caos en orden, eras aire fresco en los días calurosos. Eras perfecto para mí.

Hace mucho yo había decidido estar en mi atardecer perfecto en soledad. Lo tenía grabado con fuego de dragón en el corazón. Entonces construí una muralla, y me vestí con una armadura impermeable anti-amor. Creí que era invencible y estaba a salvo de "enamorarme". Hasta el día que te conocí. Te fuiste colando en mi atardecer lentamente, poco a poco. Contigo volví a sentir la plenitud del amor. Era irrelevante se sentías lo mismo, tu amistad era suficiente para mi.
Pero te fuiste distanciamos y te fuiste.
Te echaba de menos, te necesitaba, quería volver a intentar y te escribí. Después de mensajes corteses preguntaste: ¿Y si nos acercamos de nuevo al mar? Una segunda oportunidad, fueron tus palabras exactas.
Cada uno en su orilla, propuse. 
Imposible, respondiste.
¿Cómo vamos a evitar las olas? 
Y volvimos a adentramos mar adentro.
Contigo todo era sencillo, las horas volaban, sentía mi alma en plenitud, tú eras mi persona en el mundo, la persona que pensé que no existía, por eso me creía a salvo del amor.

¿Por qué yo? ¿No habías elegido vivir en soledad? Volvieron tus dudas.
¿Se elige a quien amar? Pregunté.
Mi vida era mejor con tus palabras, hacías que la soledad fuera aburrida, me diste un amigo, fuiste una tregua del destino. Te amaba, quería estar a su lado sin esperar nada a cambio.
No pensabas así. Dijiste otra vez adiós.

Me devolviste a mi atardecer solitario. 
Esta vez decidí levantar una torre muy alta, con un foso profundo en la entrada, con puertas de hierro forjadas, donde cicatrizar las heridas y olvidarte.
No te voy a decir que no te he escrito en este tiempo.

Hay un millón de mensajes en borradores sin enviar de: añoranza, tristeza, recuerdos, rabia, soledad, amor, amistad, indignación. Había elegido la soledad, y tú la estropeaste. 



Isabel Silva

lunes, 25 de febrero de 2019

¿Y si le quitamos una piedra?


Había construido un muro con piedras grandes y resistentes, impenetrable. Las mariposas estaría a salvo de cualquier intrusión en su despertar.

Un día apareciste tú.

Caminabas despreocupado cerca del muro, tenías ganas de vivir nuevas aventuras, porqué no probar un camino nuevo, desconocido. ¿Que mal había en ello?

Las mariposas le mirarán con recelo, luego con curiosidad, en otro momento con simpatía, luego una sonrisa.

¿Y si le quitamos una piedra? Preguntaron ¿Que daño nos pondría hacer? Es tan tierno y amable. Confiamos en él, no nos hará daño, confía tú también.

Conseguiste romper el muro y liberar a las mariposas, las piedras esparcidas por el camino, era tan dulce la felicidad, como el algodón de azúcar, también igual de efímera...

Una tarde, las mariposas revoloteaban a tu alrededor, no le interesaba sus aleteos, poquito a poco se fueron muriendo, cayendo golpeadas por tus palabras. Eran tan duras. Tan injustas.

Encontraron un día entre lágrimas los resquicios del muro, reunieron las piedras que quedaban, reunieron otro tanto más y empezaron a reconstruirlo.

Le echaban de menos... Era tan triste la vida sin él, olvidaron las piedras, suspiraron resignadas, se habían enamorado.

Ingenuas...

Le dejaron explorar el muro, le llevaron por sus caminos más hermosos, les enseñaron lo que era un beso de amor, como soñar mirando las estrellas, volar sobre el cielo cuando está nublado, sonreír en una noche de luna, sentir la calidez del mar en el alma.

Entonces, no percibieron que por el camino se les iban rompiendo las alas, más palabras crueles que ellas no percibían, aletearon agonizantes, buscando la protección y el resguardo que les proporcionaba el muro. 

Las horas pasaban y él no volvía, los días se perdían entre dulces recuerdos, el insomnio acompañaba las madrugadas, la tristeza las acompañaban y dolía.

Encontraron las piedras olvidas, se pusieron a construir a toda prisa, las lágrimas ardían, los sollozos acallados, dolidos, no cesaban.

Levantaron una torre, entraron alborotadas, abriendo paso a dentelladas, se escondieron en un rincón oscuro, cerraron la puerta y prometieron abrazadas llorando, jamás volverla a abrir.







Isabel Silva





viernes, 8 de febrero de 2019

El amor infinito


Fuiste...
Lluvia en un día de verano
Viento otoñal que alborota las hojas
Rayo de sol en invierno
Calidez temblorosa en primavera

Fuiste, amor...
El corazón acelerado
La respiración desbocada
El escalofrío en la piel
La sonrisa traviesa, desenfadada

Fuiste...
Desconcierto,
miedo, alegría
locura y fantasía

Fuiste, amor...
El atardecer perfecto
El paseo de la noche en el parque
El beso suave en el despertar
El insomnio que altera la madrugada

Fuiste...
El amor infinito
En el mundo de Morfeo


Isabel Silva