lunes, 25 de febrero de 2019

¿Y si le quitamos una piedra?


Había construido un muro con piedras grandes y resistentes, impenetrable. Las mariposas estaría a salvo de cualquier intrusión en su despertar.

Un día apareciste tú.

Caminabas despreocupado cerca del muro, tenías ganas de vivir nuevas aventuras, porqué no probar un camino nuevo, desconocido. ¿Que mal había en ello?

Las mariposas le mirarán con recelo, luego con curiosidad, en otro momento con simpatía, luego una sonrisa.

¿Y si le quitamos una piedra? Preguntaron ¿Que daño nos pondría hacer? Es tan tierno y amable. Confiamos en él, no nos hará daño, confía tú también.

Conseguiste romper el muro y liberar a las mariposas, las piedras esparcidas por el camino, era tan dulce la felicidad, como el algodón de azúcar, también igual de efímera...

Una tarde, las mariposas revoloteaban a tu alrededor, no le interesaba sus aleteos, poquito a poco se fueron muriendo, cayendo golpeadas por tus palabras. Eran tan duras. Tan injustas.

Encontraron un día entre lágrimas los resquicios del muro, reunieron las piedras que quedaban, reunieron otro tanto más y empezaron a reconstruirlo.

Le echaban de menos... Era tan triste la vida sin él, olvidaron las piedras, suspiraron resignadas, se habían enamorado.

Ingenuas...

Le dejaron explorar el muro, le llevaron por sus caminos más hermosos, les enseñaron lo que era un beso de amor, como soñar mirando las estrellas, volar sobre el cielo cuando está nublado, sonreír en una noche de luna, sentir la calidez del mar en el alma.

Entonces, no percibieron que por el camino se les iban rompiendo las alas, más palabras crueles que ellas no percibían, aletearon agonizantes, buscando la protección y el resguardo que les proporcionaba el muro. 

Las horas pasaban y él no volvía, los días se perdían entre dulces recuerdos, el insomnio acompañaba las madrugadas, la tristeza las acompañaban y dolía.

Encontraron las piedras olvidas, se pusieron a construir a toda prisa, las lágrimas ardían, los sollozos acallados, dolidos, no cesaban.

Levantaron una torre, entraron alborotadas, abriendo paso a dentelladas, se escondieron en un rincón oscuro, cerraron la puerta y prometieron abrazadas llorando, jamás volverla a abrir.







Isabel Silva





viernes, 8 de febrero de 2019

El amor infinito


Fuiste...
Lluvia en un día de verano
Viento otoñal que alborota las hojas
Rayo de sol en invierno
Calidez temblorosa en primavera

Fuiste, amor...
El corazón acelerado
La respiración desbocada
El escalofrío en la piel
La sonrisa traviesa, desenfadada

Fuiste...
Desconcierto,
miedo, alegría
locura y fantasía

Fuiste, amor...
El atardecer perfecto
El paseo de la noche en el parque
El beso suave en el despertar
El insomnio que altera la madrugada

Fuiste...
El amor infinito
En el mundo de Morfeo


Isabel Silva