lunes, 30 de marzo de 2020

La distancia del amor

Te echo de menos...

Llevo días pensando en hablarte, en escribirte para saber de ti y me limito a releer viejos mensajes y a mirar tus fotos para aliviar mi tristeza.


Voy resistiendo a mis ganas de decirte que ahora te necesito más que nunca, necesito un "Hola, que tal?" tan olvidado por ti, necesito decirte que te echo de menos, que pienso en nosotros todos los días y que ahora mismo quería estar contigo y que eres tú a quién quiero abrazar y besar cuando todo vuelva a la normalidad, estar y ser contigo y que fuera así por toda la vida.


Me limito a soñar despierta y amarte desde la distancia, intentando no abrir las heridas de mi corazón. Amar sabes, también es dejar el otro libre de tu amor, libre de mi por si un día descubres que tú también me quieres y que la vida es mejor conmigo a tu lado, mismo que no sea fácil, la vida se hace más dulce y leve conmigo y que yo también soy tu sueño (im)posible.


Por ahora me limito a echarte de menos, a extrañarte y escribirte cuando la añoranza es insoportable, como cuando encontré aquel libro y quería compartirlo contigo. Me limito y dejo los mensajes en borradores, he leído en algún lugar que para que las heridas se cicatricen del todo necesitas hablar desde tu corazón, mismo sabiendo que la otra persona no te puede leer, limitarme los mensajes, los "te quieros" atrapados en la garganta, las ganas de invitarte a acercarnos al mar lentamente, sentir las olas en nuestra piel y dejar que la brisa del mar sea testigo de nuestro amor, llevarte a mi atardecer perfecto, mirarnos a los ojos como la primera vez que nos vimos, besarte la sonrisa y que fuera así por siempre jamás.  


Estoy entre la aceptación y la tristeza, alterno entre las dos fases. As veces una lágrima resbala cuando un recuerdo tuyo me asalta en algún momento, cuando mis ganas de hablarte son más fuertes que me cordura, entonces miro la hoja en blanco, la lleno de letras y la envío directa a borradores, si me echarás de menos...  


Poco a poco voy volviendo a mi atardecer solitario, voy aprendiendo otra vez a aceptar la soledad que un día fue mi refugio.



Isabel Silva
Convocatoria Divagacionistas