domingo, 26 de mayo de 2019

¿Se elige a quien amar?


Estabas en lo cierto. 
Me agarre a la última esperanza que tenía, como naufrago en altamar que sabe al cierto que se va a ahogar. 
No quería que volvieras a marchar, no podía aguantar que volvieras a dejarme, no sabía cómo lidiar con mis sentimientos que quedaban huérfanos. 
Contigo todo era un cielo azul, sin nubes. El mar en calmaría, ponías mi caos en orden, eras aire fresco en los días calurosos. Eras perfecto para mí.

Hace mucho yo había decidido estar en mi atardecer perfecto en soledad. Lo tenía grabado con fuego de dragón en el corazón. Entonces construí una muralla, y me vestí con una armadura impermeable anti-amor. Creí que era invencible y estaba a salvo de "enamorarme". Hasta el día que te conocí. Te fuiste colando en mi atardecer lentamente, poco a poco. Contigo volví a sentir la plenitud del amor. Era irrelevante se sentías lo mismo, tu amistad era suficiente para mi.
Pero te fuiste distanciamos y te fuiste.
Te echaba de menos, te necesitaba, quería volver a intentar y te escribí. Después de mensajes corteses preguntaste: ¿Y si nos acercamos de nuevo al mar? Una segunda oportunidad, fueron tus palabras exactas.
Cada uno en su orilla, propuse. 
Imposible, respondiste.
¿Cómo vamos a evitar las olas? 
Y volvimos a adentramos mar adentro.
Contigo todo era sencillo, las horas volaban, sentía mi alma en plenitud, tú eras mi persona en el mundo, la persona que pensé que no existía, por eso me creía a salvo del amor.

¿Por qué yo? ¿No habías elegido vivir en soledad? Volvieron tus dudas.
¿Se elige a quien amar? Pregunté.
Mi vida era mejor con tus palabras, hacías que la soledad fuera aburrida, me diste un amigo, fuiste una tregua del destino. Te amaba, quería estar a su lado sin esperar nada a cambio.
No pensabas así. Dijiste otra vez adiós.

Me devolviste a mi atardecer solitario. 
Esta vez decidí levantar una torre muy alta, con un foso profundo en la entrada, con puertas de hierro forjadas, donde cicatrizar las heridas y olvidarte.
No te voy a decir que no te he escrito en este tiempo.

Hay un millón de mensajes en borradores sin enviar de: añoranza, tristeza, recuerdos, rabia, soledad, amor, amistad, indignación. Había elegido la soledad, y tú la estropeaste. 



Isabel Silva